Un bar bien ubicado, en el centro de la ciudad, con mucho movimiento y bien ambientado. Mesas en el interior del local, también en la vereda (Si no hace mucho frío) y música -a veces en vivo- lo que le da un clima interesante a este histórico local antaño Colegio Nacional de la ciudad de Curuzú Cuatiá.Vale la pena visitarlo a sabiendas que por este lugar han pasado durante años miles de alumnos. No hay referencia a ello, pero no sería mala idea rescatar algún "recuerdo" de todos aquellos años para decorar el antiguo caserón.En cuanto al servicio, es muy bueno. La atención es rápida y servicial. La comida no resalta por su originalidad y (creo) no haber visto nada característico en su menú que merezca ser resaltado. De todos modos recomiendo ir si visitás la ciudad.